Historia de Reand y Sabrina. Amara.

Amara

En la crónica anterior dejamos a nuestros protagonistas, admirando la belleza de la isla a la que acababan de llegar. Habían traído con ellos un grupo de libres, de distintas castas, para levantar la ciudad, que Reand, había prometido al anciano Phineas.
Lo primero y más importante era colocar la Piedra del Hogar y sepultar a Phineas a su lado, y en ello se pusieron. Como Phineas quería ser enterrado cerca al mar, eligieron el sureste de la isla como ubicación, lugar donde más adelante, erigirían un templo, como lugar de trabajo del Iniciado, y en el cual se celebrarían numerosas ceremonias que llenaron de gozo Amara.
La construcción fue larga y ardua, pero todos trabajaban con esmero, alentados por el hecho de que la gran belleza de la isla atraía a numerosos viajeros que se instalaban en ella y la adoptaban como su Piedra del Hogar.
Una vez finalizada la ciudad, pudieron comprobar, como la belleza de la ciudad igualaba la belleza de la propia isla. Con un ambiente de esplendor y calma Jahesa Amara acogía numerosos viajeros y visitantes atraídos por sus majestuosos baños públicos, su agradable y bien surtida posada y taberna, así como de sus complacientes kajirae. Es así que pronto, Amara, se convirtió en un puerto muy bullicioso, punto de encuentro para comerciantes, mercaderes o libres que sencillamente querían disfrutar de los placeres que el lugar ofrecía.
En medio del esplendor de la ciudad, iban transcurriendo los días de Reand como administrador de Amara. Que a pesar de las múltiples obligaciones que su cargo requería, vivía en paz junto a su querida kajira.
Un buen día Reand encargó a Sabrina que fuera registrando todos los acontecimientos de la ciudad, ya que la muchacha siempre lo acompañaba en sus labores oficiales, pues conocía a la perfección todo lo que acontecía en la isla, y debido a su procedencia bárbara no le había tomado mucho aprender a leer y escribir goreano.
Debido a la destreza que mostraba Sabrina, Reand comenzó a pensar que tal vez el collar que ella llevaba no era su verdadero destino. Motivo por el cual entra en un remolino de sentimientos encontrados, hasta que decide liberarla.
La libertad de Sabrina fue un hecho inesperado para ella, pues Reand había sabido guardar con celo su confusión y posterior resolución. Ella lo vivió con indignación y mucho dolor, ya que se lo tomó como un acto de rechazo de parte del hombre que tanto amaba. Como consecuencia de esto, Sabrina, se negó a ver o dirigirle la palabra a Reand durante muchas lunas.

Las libres de la ciudad, especialmente la casta verde que más tarde se convertiría en gran amiga suya, la ayudaron a comportarse y habituarse a su nuevo estatus.
Poco a poco fue recordando a la Sabrina terrestre, independiente, práctica y un tanto cínica, que había olvidado en favor de la kajira alegre, despreocupada y sensual en la que se había convertido a su llegada a Gor. Para ella era difícil compaginar esas dos mujeres que habitaban dentro de sí. Pero a partir de ahora tendría que acostumbrase a hacerlo, pues no quería perder a ninguna de las dos.
Poco a poco se va acostumbrando y disfrutando de su libertad y cuando la escriba de Jahesa Amara desaparece, el consejo de la ciudad, que tenía fama por su buena organización y justicia, y estaba constituido por los jefes de cada una de las castas elevadas, decide que ella se ocupe de sus funciones, mientras es recibida e instruida por los azules, ahora sus hermanos de casta.
Al mismo tiempo la vida Reand había sufrido un cambio, puesto que la libertad de Sabrina trajo consigo mucha soledad y nunca logró quitar de su memoria el recuerdo de aquellos días viviendo junto a ella. Es por este motivo que el Administrador comenzó a cortejar a la evasiva casta azul, que rechazaba sus avances sistemáticamente. Pero el amor que ambos se profesaban pronto destruyó las barreras y el rencor de Sabrina, y esta aceptó la propuesta de compañerismo libre del administrador. La notica del enlace lleno de felicidad a toda la isla y poco tiempo después se llevó a cabo una hermosa ceremonia a la que acudieron invitados de todos los rincones de la Contratierra.
Largo tiempo después, repentina partida del Iniciado hacia Brundisium, en extrañas circunstancias, es motivo de debate en el consejo, pero Reand distraído por la tardanza en la llegada de un vástago, disipa el tema con un par de bromas y todo queda en el olvido. En definitiva ¿para qué les hace falta un Iniciado?
Jahesa Amara brillaba con luz propia y prosperaba de una manera vertiginosa, por eso cuando una madrugada la ciudad fue azotada por un fuerte terremoto que destruyó parte de su infraestructura, la ciudadanía, que en su mayoría, sólo poseía el primer conocimiento, pensó que era un castigo de los RRSS por la partida del casta blanca o tal vez porque pensaban que los habitantes de la ciudad en su prosperidad y esplendor pretendían igualarse a ellos. Cundió el pánico, pero el consejo fue rápido y sabio en sus decisiones y ordenó la reconstrucción inmediata de la ciudad. Una vez se calmaron los ánimos la paz volvió a reinar en la isla, pero fue una calma breve y fugaz, porque un segundo terremoto, devastador, azotó nuevamente la isla, destruyéndola en su totalidad, esta vez con numerosas víctimas mortales...
Así fue el fin de Jahesa Amara.
Los supervivientes se fueron marchando hacia otras ciudades, buscando seguridad.
Reand y Sabrina se quedaron hasta el final, hasta que el último ciudadano de Amara partió.
De alguna manera se negaban a aceptar que ese sueño había sido irremediablemente destruido…para siempre…