Nacido entre los suaves y mullidos aposentos de los casta azul de la ciudad de Ko-ro-ba,Torres del Amanecer, en la cual su padre era el procurador y su hermosa madre la 1ª escriba de la ciudad, este niño creció siendo desde pequeño formado en el agradable arte de la lectura, el placer de la intrepretacion de las leyes, el gozo de la historia goreana y las sensaciones exquisitas que solo su nivel y casta le proporcionaban. Debido a estos condiconantes el ya muchacho, maduró considerando casi incultos al resto de la sociedad goreana y menospreciando incluso a su casta superior, los iniciados, al considerarlos obsutos de mente y cerrados en su amplitud de búsqueda de conocimiento y verdad. Acostumbrado al lujo y la riqueza, en su pubertad buscó nuevas metas personales y salió del cobijo del ala paterna recorriendo ciudades, lugares lejanos y perdidos, se mezcló con gente diversa que le proporcionó conocimientos que adjuntar en sus notas de pergamino.
Al cumplir los 29 años es llamado por el Consejo de la Ciudad de Kasra, en la isla de Tyros al saber que rondaba por las cercanías. En su búsqueda por parte de una patrulla de rarios de la ciudad lo locarizaron cuando dos proscritos lo estaban asaltando, adquiriendo una deuda para con la pioedra de una ciudad que ni tan solo habia visto hasta ese momento.
Reunido en sesión le propusieron dados sus vastos conocimientos en leyes y dado que el 1er escriba acababa de desaparecer victima de un secuestro, ocupar dicho cargo. Dado que se encontraba en deuda con la piedra, asumió el cargo jurando fidelidad a la misma.
Transcurridos dos años, confirmó su conocimiento de leyes al otorgarle el consejo la tarea de representar a Tyros ante el resto de Gor, siendo desde ese momento embajador. Tras un un extenso periodo en el cual solo se contabilizan aciertos diplomaticos, firmas menrcatiles y provechosas alianzas, en un desplazamiento diplomatico se cruzó en la excelsa ciudad de Turia con un desagradable mercader que maltrataba a una kajira por el aparente placer del simple castigo. Avergonzado se presentó ante el y le recriminó su actitud, consiguiendo al final un trato más que justo por la esclava turiana, convirtiendo a la kajira que llamó Nahia en su predilecta.