—Gor —dijo—, así se llama este mundo. En todas las lenguas del planeta esto significa “Piedra del Hogar”.
Hizo una pausa. —“Piedra del Hogar” —repitió— En los pueblos de este mundo —prosiguió—, cada choza se ha construido originariamente alrededor de una piedra plana que formaba el centro del edificio circular. En ella se grababa el signo de la familia y se la llamaba Piedra del Hogar. Se trataba en cierto modo de un signo de independencia, una delimitación del espacio vital, y de que cada hombre en su cabaña era su propio amo.
“Más tarde las Piedras del Hogar también se utilizaron para poblados y finalmente para ciudades. La Piedra del Hogar de un pueblo se encuentra siempre sobre la plaza del mercado, y en una ciudad se la conserva siempre sobre la punta de la torre más elevada. Con el pasar del tiempo a la Piedra se le atribuyeron fuerzas místicas, despertaba sentimientos similares a los de los hombres de la Tierra con respecto a sus banderas.
Mi padre se había levantado y parecía que iba entrando en calor al hablar de este tema. Con el correr del tiempo habría de comprender algo acerca de lo que sentía en ese instante. Efectivamente existe una regla en Gor, según la cual el que habla de las Piedras del Hogar debe ponerse de pie en señal de respeto.
—Estas Piedras —prosiguió mi padre— naturalmente se hallan conformadas y coloreadas de manera diferente, y muchas presentan dibujos complicados. Más de una gran ciudad sólo posee una Piedra del Hogar pequeña, insignificante, que seguramente proviene de la época en que la ciudad era un pueblo pequeño. Dondequiera que un hombre coloque su Piedra del Hogar, reclama la tierra para sí. Las buenas tierras sólo son protegidas por las espadas de los terratenientes más poderosos de la región.
—¿Espadas? —pregunté.
—Sí —dijo mi padre, como si se tratara de lo más natural. Sonrió— Todavía tendrás que aprender mucho sobre Gor —dijo— Podría decirse que existe una jerarquía en cuanto a las Piedras del Hogar. Dos soldados que se matarían por una franja de buena tierra, luchan juntos hasta la muerte por la Piedra del Hogar de su pueblo o de la ciudad, dentro de cuyo radio de influencia se encuentra su pueblo.
“Algún día te mostraré mi propia pequeña Piedra del Hogar, que conservo en mis habitaciones. Encierra un puñado de tierra que traje al venir a este mundo. Hace mucho tiempo de esto —me contempló tranquilamente—. Guardaré la tierra que tú me has regalado —dijo en voz baja—, y algún día quizá te pertenezca a ti si logras conquistar tu propia Piedra.
Me puse de pie y lo miré.
Se había apartado, perdido aparentemente en sus propios pensamientos.
—De tiempo en tiempo conquistadores o estadistas sueñan con crear una única gran Piedra del Hogar para todo el planeta. De acuerdo con los rumores tal Piedra existe, pero se encuentra en el Lugar Sagrado y es la fuente de poder de los Reyes Sacerdotes.