Los primeros recuerdos que tengo son del hospicio donde me crie, no era un mal sitio....tenia comida, ropa, un techo donde cobijarme....pero nada me unía a él. Asi que cuando cumplí los diez años me marche...supongo que nadie me echó en falta. Vagabundee durante varios meses, mendigando unas veces, otras haciendo algún pequeño trabajo, hasta que un día llegó el circo a mi pueblo, aquello cambió mi vida. No fui capaz de conseguir dinero para la entrada por mucho que me esforcé, por lo que no me quedó otra opción que colarme, pero con tan mala punteria que entré por las cuadras y me manché totalmente de los escrementos de los elefantes...aggg no quiero ni recordarlo, como pude me limpié, tuve que robar algunas ropas para cambiarme y me escondi en un carromato esperando la ocasión para ver el espectaculo. Cerré los ojos sólo un momento pero cuando los abrí el circo habia abandonado la ciudad y yo ni me habia dado cuenta....me encontró Marcela, la mujer barbuda, creo que se llevó ella tanto susto como yo al verme, era una mujer fuerte y alta, su cara estaba cubierta de vello y su melena era larga, rondaba los 50 años y tenia cara de muy pocos amigos, pero al contrario de lo que en un primer momento creí Marcela era la mujer más dulce y buena que jamás conocería. Convenció a todos para que me permitieran quedarme a cambio de que ayudara en la limpieza de los establos, pero para asegurarnos que no me rechazaran me hizo pasar por un niño. Empecé mozo de las cuadras pero pronto pude aprender otras cosas, las acrobacias sobre los caballos se me daban genial, el uso del arco y los cuchillos hacían que el público se lelvantara y me apaludiera,
pero ocurrió lo que tenía que ocurrir...mi cuerpo cambió, ya no podía seguir con la mentira...mis piernas se estilizaron, mi cintura se estrecho y mis pechos se volvieron hermosos, era una mujer y no habia forma de esconderlo...
la verdad es que sucedió sin más, un buen día casi todos a la vez me miraron de otra forma y tuve que confesar lo evidente, les costó poco dejar de tratarme como un chico, y no tarde mucho en tener mi propio espectaculo encima de los caballos, ciertamente triunfaba más como chica que como chico. Mi larga melena, mi piel oscura, mis ojos rasgados y negros como la noche los enloquecia, por no hablar de mis pechos duros y descarados, rapido supe el efecto que producía en los hombres y lo explotaba al maximo los hacía sufrir y lo extraño era que disfrutaba viéndolos a mis pies....Pero nada es eterno y mi vida volvió a dar otro giro pero esta vez no para bien. Terminando una actuación y justo cuando entraba en mi camerino sentí como una mano fuerte me tiraba de los cabellos y me tapaban la boca y la nariz con un pañuelo con olor fuerte y muy desagradable, cuando desperté estaba amordazada y atada en un lugar muy extraño que no era capaz de reconocer. Escuché decir a dos hombres que llevaba dos días inconsciente y que tendrían que prepararme para que el comprador de esclavas pagara bien por mi...crei morir de la angustia...me llevaron a otra habitación donde estaban dos chicas en las mismas circunstancias, las tres estabamos aterrorizadas.