La madre de Kitiara era kajira en una ciudad del norte. Ella no sabe cuál ya que su madre jamás se lo dijo pero las panteras de la tribu donde se crió fueron las que le dijeron que eran norteñas.
Su madre huyó cuando se quedó embarazada de un kajiru ya que sabía que su amo la mataría a ella y a su hija aún por nacer. Vagó por los bosques del norte hasta que exhausta fue recogida por un grupo de panteras que estaba de caza por la zona. La acogieron en la tribu donde dio a luz a la niña y donde la crió sobreprotegiendola demasiado. Tanto que la niña no aprendió a manejar ningún arma, ni siquiera para salir de caza.
Esto no fue bien visto por el resto de integrantes de la tribu que no pocas veces presionaron a la madre para que dejara a la niña aprender a defenderse y a sobrevivir.
Cuando Kitiara tenía 16 años un grupo de panteras la convencieron para que saliera de caza con ellas y así aprender a ganarse el sustento. Se encontraron con unos piratas que las capturaron a todas y se las llevaron lejos.
El capitán del barco, Serpiente, se quedó con Kitiara y durante el largo trayecto la sometió a todo tipo de vejaciones y humillaciones. Kitiara, una niña mimada, terminó por someterse al pirata y lo aceptó como su amo, haciendo todo lo que este le pedía como forma de sobrevivir en aquel barco lleno de terribles hombres.
Pronto aprendió que si era agradable para ellos, ellos le procurarían comodidad y mimos. Lejos de la tribu que la crió, Kitiara sobrevive complaciendo a los hombres, odiando a las mujeres libres que dejan que ellos las pisoteen y compitiendo con las demás kajirae por la más mínima atención.
Pero el capitán no prestó mucha atención a su adiestramiento, simplemente la capturó y se la llevó al barco para que le complaciera en todo. Este mal adiestramiento hace que ella a veces sobrepase los límites impuestos a los esclavos y se comporte de forma poco adecuada.
Deberá aprender que no solo complaciendo a los Amos su vida será más agradable... en el barco solo habían hombres a los que solo les apetecía una cosa... ahora no está en el barco y a una kajira se le exigen más cosas.
P.D.: Vamos, que se merece un par de latigazos.