Talía Kharg - Los comienzos

La joven y bella Selena de Tentium, hija de Marcus, uno de los más ricos y poderosos mercaderes de Tyros, es unida en compañerismo libre a la temprana edad de 15 años, al maduro Thesius, historiador de gran renombre y prestigio y amigo íntimo del mercader. Unión que se torna trágica y breve ya que Selena muere al dar a luz a su primer vástago, una niña a la que pusieron por nombre Talía.

Talía crece en soledad pero rodeada de lujos y comodidades, ajena a la vida e intrigas de su padre y abuelo. Thesius pasa la mayor parte de la niñez de su hija viajando por lo largo y ancho de Gor, comerciando con información privilegiada conseguida a través de su posición y casta, traicionándola en numerosas ocasiones, siendo asistido desde las sombras por su suegro Marcus, que si bien permanecía en Tentium al cuidado de Talía, era un hombre tiránico, frio y seco, que no gustaba de ser molestado por su nieta.

Las temporadas que el historiador pasaba en la casa familiar, las dedicaba de lleno al ejercicio del tutelaje.

Por un lado formaba a Talía de manera rigurosa y muy especializada en los conocimientos y prácticas de la casta azul, haciendo especial énfasis en el tratamiento de la información, con el fin de prepararla para que le sucediera ya que era su único vástago.

Al mismo tiempo mentoraba a varios jóvenes azules, entre los cuales se encontraba Norman, hijo del 1er magistrado de Tentium.

El padre de Norman requirió de la asistencia de Thesius en la formación de su hijo debido a la falta de carácter del mismo, y que le dificultaría ejecutar sus funciones de magistrado como su padre esperaba.
Pero Talía no encuentra carencias en el carácter Norman sino más bien todo lo contrario. Norman posee una personalidad tímida, afable, cariñosa y tranquila que encandila a la muchacha, la cual se enamora perdidamente de él.

Talía con la ingenuidad propia de la adolescencia y sus formas coquetas, frívolas y arrogantes no duda ni un instante y se entrega con pasión a la conquista del muchacho, amparándose en el velo de impunidad que la posición de su padre le otorgaba.

Norman pronto cae rendido ante el hechizo de la joven goreana, pero no precisamente por los encantos que despliega, sino porque sabe ver a través de esa fachada a un alma gemela, un ser honorable, sensible y puro, con el que formar una familia.

No pasa mucho tiempo antes de que se unan en compañerismo libre con el beneplácito de sus familias, y es así como Talía conoce la felicidad más perfecta al lado de Norman, ambos pasan sus días en devoción y armonía, tiempo que el hombre aprovecha para pulir a su compañera en todos los sentidos. Talía se transforma en una mujer nueva...completa y entera docta en leyes y preparada para asistir a su hombre tanto en las labores de magistratura como en la creación y organización de una magnífica y extensa prole.

Thesius sin embargo barajaba otros planes... Este, teniendo aún bajo su tutela al joven Norman, aprovecha la influencia que ejerce sobre él y el parentesco que los une para engañarlo y enviarlo a un largo viaje por diversas ciudades de la Contratierra con el fin de realizar importantes diligencias, ya que habiéndose enredado recientemente, en una oscura red de traiciones y mentiras, sospecha que su vida corre peligro.

Talía suplica a su compañero que no realice el viaje, que su padre no es de fiar, pero Norman, siendo hombre de honor, una vez dada su palabra, continua con lo estipulado y pronto parte del lado de la mujer que ama.

A nuestra protagonista, los días de separación se le antojan meses, días que pasan lentamente soportando la ausencia con dolorosa resignación, hasta que al poco descubre que espera su primer hijo. La alegría es doble pues está casi segura de que cuando Norman se entere de la nueva, regresará presto a casa. Pero Talía no tiene forma de contactar con él de momento, no sabe en qué punto exacto de la geografía se encuentra y solo le resta esperar noticias suyas.

Las noticias no se hacen de rogar demasiado. En su misiva, Norman le da instrucciones de donde enviarle la correspondencia. Al parecer, su compañero libre, había intimado con un brillante e influyente magistrado de las Sardar, que a su vez tenía contacto permanente y seguro con un iniciado de Port Kar, y es ahí donde Talía debía enviar sus pergaminos, con la certeza de que llegarían a él a la mayor brevedad posible.

Pero al cabo de dos días y justo antes de que ella le envíe la buena nueva de su embarazo, llega a casa la noticia del asesinato de Norman.

Ella queda desolada, y trata de negar los hechos, insistiendo en que debe ser una equivocación, hasta que dos semanas después, traen el cadáver de su compañero para hacerle un gran funeral y ya no puede ignorar más la evidencia de la tragedia, es entonces cuando se derrumba.

Talía no come, ni duerme, todos temen por su salud y la de su bebé. Pero hay algo que la mantiene en pie y entera, un único objetivo…vengarse de los responsables de la muerte de su amado Norman. Aún desconoce la mano ejecutora, pero conoce demasiado bien al hombre que lo envió a su suerte...Thesius.

Fría y despiadadamente convence a una kajira de confianza para que mate a su padre a cambio de darle la libertad. Dicho y hecho, Thesius es hallado poco después sin vida, supuestamente envenenado. Todas las sospechas recaen sobre la persona o personas que mataron a Norman y Talía siguiendo su retorcida vendetta, fomenta esta creencia alentando a su abuelo Marcus a hacer uso de todas sus influencias y fortuna para encontrar al asesino de ambos, al tiempo que le sugiere que él podía ser el siguiente en la lista.

Esto sume a Marcus en un periodo de intensa inestabilidad y paranoia, que hace que su salud se deteriore rápidamente, y se tema por su vida, por lo que la búsqueda se paraliza. En esos días y a pesar todas las vicisitudes de los meses anteriores nace el primer hijo de Talía y el difunto Norman, un varón fuerte y sano que llevará el nombre de su padre.

En cuanto se recupera del parto, Talía se dispone a reanudar la búsqueda, debe encontrar a todos y cada uno de los responsables de la muerte de su compañero y darles caza, para ello necesitará medios y toda la información que pueda recopilar, por lo que convence a su debilitado abuelo, que le haga entrega del legado de su padre, tanto de los bienes materiales como del arcón que contiene toda la información clasificada de la que se hizo a lo largo de su carrera. De sobra conoce los riesgos de la empresa que persigue, por ello deja a su hijo al cuidado de Marcus en la seguridad de su hogar y comienza su larga búsqueda para hacer justicia y conseguir la paz que tanto necesita.

Su primer destino es Kasra, que compone la primera pieza del puzle, desde una gran ciudad como Kasra le será mucho más sencillo indagar y viajar, a la vez que se hace un hueco en su casta que le otorgue la oportunidad de una posición privilegiada en la que moverse y llegar hasta el más recóndito lugar de la Contratierra si hace falta con tal de conseguir sus objetivos.

Su camino recién comienza y solo el destino escribirá el final de esta historia...