LAURA: hacia la ciudad de Laura, asentada a orillas del río Laurius a unos doscientos pasangs hacia el interior desde la costa del mar llamado Thassa. Laura es una pequeña ciudad comercial, puerto fluvial, cuyos edificios son en gran medida de madera y, en su mayor parte, almacenes y tabernas. Es una cámara de compensación para muchas mercancías: madera, sal, pescado, piedras, pieles y esclavas.
Lydius, el puerto franco en la desembocadura del Laurius, se encontraba a más de doscientos pasangs corriente abajo.
- Después de comer proseguimos nuestro camino, subiendo por las calles de madera, unidas por el cuello, junto a las carretas. En cierto momento pasamos junto a una taberna de paga. Dentro, adornada con joyas y cascabeles, que por lo demás era la única ropa que llevaba, vi a una muchacha bailando en un cuadrado de arena entre las mesas. Bailaba despacio, exquisitamente, siguiendo la música de instrumentos primitivos. Me quedé paralizada. Nunca había visto una mujer tan sensual. Sobre el mediodía llegamos a un recinto para esclavas al norte de Laura. Existen varios de éstos. Targo había reservado sitio en uno de los recintos, junto a otros. El nuestro compartía una pared de barrotes con otro, el de Haakon de Skjern, para quien Targo había viajado hasta el norte para negociar. Los recintos están formados por dormitorios sin ventanas, hechos con troncos, y tienen suelos de piedra sobre los que se esparce paja; el dormitorio se abre con una pequeña puerta, de un metro de alto, y da al patio de ejercicio. Este patio es como una gran jaula. Sus paredes son barrotes y también lo es el techo. Los del techo a veces se sujetan al patio por montantes de hierro. Había llovido hacía poco en Laura y el patio estaba embarrado, pero lo encontré más agradable que el mal ventilado dormitorio.