Tyros, la perla del Thassa
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Foro dedicado a los jugadores de RPG basado en las Crónicas de la Contratierra de John Norman
 
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 LOS PUEBLOS DEL CARRO del Libro

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Dalsay el Negociador

Dalsay el Negociador


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MensajeTema: LOS PUEBLOS DEL CARRO del Libro   LOS PUEBLOS DEL CARRO del Libro I_icon_minitimeLun Abr 06, 2009 7:28 pm

Pueblos del Carro: reivindicaban las praderas del sur de Gor, desde el destellante Thassa y las montañas de Ta-Thassa, hasta las estribaciones meridionales de la misma Cordillera Voltai, que se erige en la corteza de Gor como la espina dorsal de un planeta. En el norte codiciaban tierras que bordeaban las torrenciales corrientes del Cartius, un amplio afluente que se precipita hacia el incomparable Vosk. no cultivan sus alimentos ni tienen ninguna industria, según nuestro concepto de esa palabra. Son ganaderos y, según dicen, asesinos. No comen nada que haya estado en contacto con la tierra. Viven de carne y la leche de los boskos. Son uno de los pueblos más orgullosos de Gor, y a sus ojos los pobladores de las ciudades no son más que gusanos escondidos en sus agujeros, cobardes que deben correr a refugiarse tras las murallas, seres miserables a quienes atemoriza vivir bajo el cielo inmenso, que no se atreven a disputarles las amplias llanuras del planeta siempre azotadas por el viento. Se dice que el bosko es la Madre de los Pueblos del Carro, y ellos lo reverencian como si así fuese. Al individuo que se atreve a matar a un ejemplar le estrangulan con correas o le asfixian con el pellejo del animal que ha sacrificado. Si por cualquier razón resulta que un hombre mata a una hembra preñada se le ata a una estaca vivo, en el camino de la manada, y los Pueblos del Carro pasan por encima de él en su avance. era el más libre entre los más bravos y aislados del planeta. existían cuatro Pueblos del Carro: los paravaci, los kataii, los kassars y los temidos tuchuks. Se decía que los Pueblos del Carro asesinan a los extranjeros. los Pueblos del Carro domestican a los eslines, para emplearlos como centinelas y pastores, salen de sus jaulas al caer el sol. Son eslines adiestrados, que se mueven sigilosamente y con rapidez, que atacan sin que medie otra provocación que la de traspasar los límites de lo que ellos consideran su territorio. Solamente obedecen a la voz de su amo, y cuando éste muere se procede a sacrificar a sus animales, que luego sirven de alimento. Los Pueblos del Carro, de entre todos los que conozco, son los únicos que disponen de un clan de torturadores a los que se adiestra en el arte de retener la vida tan cuidadosamente como se les enseña a los escribas o a los médicos.

Algunos de esos hombres habían adquirido fama y fortuna en varias ciudades goreanas por sus servicios a los Iniciados y a los Ubares, así como a otros que tenían interés por las artes de detección y persuasión. Por algún motivo, todos llevan una capucha que les cubre la cabeza enteramente. Se dice que sólo se la quitan cuando la sentencia es de muerte, así que únicamente los condenados habrán podido ver lo que esconden esas capuchas. Los Pueblos del Carro luchan entre ellos, pero una vez cada diez años se produce una tregua para la reunión de los pueblos, y eso era lo que estaba ocurriendo ahora, según me habían informado. Los Pueblos del Carro conocen este período de reunión como el Año del Presagio, aunque en realidad más que de un año se trata de un tiempo que ocupa una parte de dos de sus años regulares, ya que los Pueblos del Carro calculan los años desde una Estación de las Nieves hasta otra. Los turianos, dicho sea de paso, cuentan el transcurso de los años desde un solsticio de verano hasta el siguiente. Por otro lado, los goreanos acostumbran a calcular los años de un equinoccio vernal a otro, con lo que sus años empiezan, como la naturaleza, con la primavera. El llamado Año del Presagio dura varios meses y consiste en tres frases: el Paso de Turia, que tiene lugar en otoño; la Invernada, en el norte de Turia y normalmente al sur del Cartius, dejando siempre el ecuador al norte; y por último, el Retorno a Turia en primavera, o como dicen en los Pueblos del Carro, en la Estación de la Hierba Corta. El Año del Presagio concluye cerca de Turia, en primavera, cuando durante varios días centenares de arúspices, en su mayoría lectores de sangre de bosko y de hígado de verro, ofrecen sus augurios para determinar si son favorables a la elección del Ubar San, de un Ubar único, de un Ubar destinado a ser El Más Alto, del Ubar de Todos los Carros, de Todos los pueblos, de un Ubar que pueda dirigirles como a un solo pueblo. A los niños de los Pueblos del Carro se les enseña antes a montar las kaiilas que a andar. : los Ubares de los Pueblos del Carro conocen bien todas y cada una de las viviendas, así como las bestias marcadas en las diferentes manadas. Cada manada, dicho sea de paso, está compuesta por otras manadas más pequeñas, y determinados jinetes están encargados de su vigilancia. Utilizan a los eslines domesticados cuando un esclavo escapa, ya que el eslín es un cazador eficiente, incansable, salvaje y casi infalible, capaz de seguir un rastro por antiguo que sea, durante centenares de pasangs. Finalmente, quizás un mes más tarde, encuentra a su víctima, y la destroza.

Paravaci:eran los que mas luchaban para que las tribus de los hombres del carro sigan separadas

Kataii: Eran negros, estandarte de los kataii, está formado por un arco amarillo atado a una lanza negra. La marca que utilizan también incluye el arco orientado hacia la izquierda. El símbolo de los paravaci, por último, es una amplia banda de joyas adornada con cuerdas doradas que dibujan la silueta de la cabeza y los cuernos de un bosko. El valor de este estandarte es incalculable. En cuanto a la marca de su ganado y de los esclavos, consiste en la representación de una cabeza de bosko, un semicírculo que descansa sobre un triángulo isósceles invertido.

Kassars: Su escudo era rojo. El Pueblo Sangriento, El símbolo de los kassars es una boleadora de tres pesos escarlata que cuelga de una lanza. Para marcar a sus boskos y a los esclavos utilizan el símbolo de una boleadora, o más concretamente, tres círculos unidos en su centro por unas líneas.

Tuchuks: Creo que los tuchuks no adoran nada, en el sentido normal de la palabra, pero lo cierto es que consideran sagradas algunas cosas, como los boskos o la destreza en el manejo de las armas, o por encima de todo, el cielo; el orgulloso tuchuk siempre está dispuesto a quitarse el casco ante él, ante el simple, vasto y bello cielo, del que cae la lluvia creadora de la tierra, según sus mitos, y del bosko, y de los tuchuks. Cuando un tuchuk reza lo hace dirigiéndose al cielo. A él le pide la victoria y la fortuna para los suyos, la desgracia y la miseria para el enemigo. El tuchuk tan sólo reza cuando está sobre su montura, como lo hacen otros entre los Pueblos del Carro; solamente sobre su kaiila y con las armas en la mano le hace sus súplicas al cielo, pero no como un esclavo a su dueño, o como un siervo a su dios, sino como un guerrero a su Ubar. Al lado del carro, en un gran mástil clavado en el suelo, se levantaba el estandarte de los cuatro cuernos de bosko, el estandarte de los tuchuks. ponen la marca de los cuatro cuernos de bosko, que es su estandarte, y que de alguna manera se asemeja a la letra “H”. Por otro lado, esta marca mide tan sólo unos tres centímetros, miembros encapuchados del Clan de los Torturadores, , comiendo una tajada de carne de bosko a la manera tuchuk, es decir, agarrando con la mano izquierda y entre los dientes la carne, mientras que con la quiva sujeta en la mano derecha se van cortando pedazos a escasos centímetros de la boca, pedazos que luego se mascan para volver a iniciar la maniobra enseguida.
—¿Cómo están los boskos? —¿Están afiladas las quivas? —Es importante que los ejes de los carros estén engrasados.
se limpiaba la boca a la manera tuchuk, con el revés de la mano derecha.
la Canción del Cielo Azul, cuyo estribillo dice que aunque los hombres mueran, siempre quedará el bosko, la hierba y el cielo
—Nos complace estar al servicio de los Reyes Sacerdotes. Pero recuerda que nosotros sólo reverenciamos al cielo.

-Códigos de la Cicatriz conocidos y cultivados por los Pueblos del Carro En cada uno de esos rostros resaltaban, como si se tratase de galones anudados a su piel, unos tumores pintados. La viveza de esos colores y lo abultado de esas prominencias me recordaron a las repulsivas marcas que tienen los mandriles en la cara. Pero enseguida pude comprobar que se trataba de desfiguraciones culturales, y no congénitas, y que no revelaban la inocencia natural del trabajo de los genes, sino las gestas, la categoría, la arrogancia y el orgullo de sus portadores. Eran cicatrices hechas en la cara con agujas y cuchillos, con pigmentos y excrementos de bosko. Para marcarlas son necesarios días y noches, y no es raro que los hombres mueran en el transcurso de tan doloroso trabajo. La mayoría de estas cicatrices están emparejadas, y descienden desde uno de los lados de la cabeza hasta la nariz y la barbilla. El hombre que estaba frente a mí ostentaba en su rostro siete de tales marcas: la más alta era roja, la segunda amarilla, la siguiente azul, la cuarta negra, dos amarillas y finalmente otra negra. Las marcas de los demás guerreros, aunque diferentes, eran igualmente horribles, petrificantes, repulsivas, y quizás su principal propósito fuera el de aterrorizar al enemigo. leer la marca superior, roja, brillante, gruesa como una cuerda: la Cicatriz del Coraje. Siempre es la situada más arriba. Es más: sin esa marca ninguna otra puede ostentarse. Los Pueblos del Carro valoran el coraje por encima de todo.
-Es sabido que los nombres son algo precioso para los Pueblos del Carro, y para todos los goreanos en general, y no merece la pena desperdiciarlos en alguien que puede morir, en alguien que no puede manejar sus armas a la perfección en la guerra y en la caza. Así, hasta que el joven no domina las artes del arco, la quiva y la lanza, solamente se le conoce como el primer hijo, o el segundo, y así sucesivamente, de tal o cual padre.


-cuando te preguntan por tu ciudad, como guerrero debes decir la verdad, pues sino la deshonrarias. Aunque los de delante tuya sean enemigos.

-Después cogió su lanza y golpeó con ella su escudo. Era su manera de reconocer mi acto. Los demás, incluso el paravaci de blanca capa, le imitaron.

-Pueblos del Carro veneran a los Reyes Sacerdotes, pero no hacen como los goreanos de las ciudades, que confían las dignidades del culto a la Casta de los Iniciados.

-cuerno de bosko y tambor.

- lleva en el antebrazo un pequeño tatuaje con la silueta de los anchos cuernos del bosko. Con esta marca se les permite el paso por las llanuras de los Pueblos del Carro en ciertas épocas del año. Naturalmente, lo que más difícil resulta es obtener el tatuaje. Si no gusta la canción del cantante, si no convencen las mercancías del mercader, se les ejecuta sin dilación alguna. Este tatuaje de aceptación resulta algo ignominioso, pues parece sugerir que quienes se acercan a los carros lo hacen en la condición de esclavos.

-Las mujeres de los pueblos del carro: no tenían la cara marcada, pero a semejanza de los boskos llevaban un anillo en la nariz. Los de los animales son de oro y muy pesados, mientras que las mujeres lucen joyas mucho más finas, también de oro, que me recordaban a los anillos de boda de mi viejo planeta Las mujeres tuchuk, sin velo, con sus vestidos de cuero hasta los pies y sus largos cabellos recogidos en trenzas, A las mujeres de los Pueblos del Carro no les está permitido orar, pero muchas son las que protegen a los arúspices, los cuales, además de predecir el futuro con un mayor o menor grado de exactitud y por honorarios generalmente razonables, son proveedores de una increíble variedad de amuletos, talismanes, filtros, pociones, papeles hechizados, dientes de eslín capaces de maravillas, polvos mágicos de cuerno de kailiauk, fantásticas y coloreadas cuerdas que pueden atarse alrededor del cuello de tal o cual manera, según y cómo se quieran utilizar sus poderes… Todas estas chucherías y muchas más venden los arúspices.
chica del Primer Carro: significa pertenecer a la corte de Kutaituchik, Su carro es el Primer carro, y él es quien se sienta sobre el manto gris. El manto que constituye el trono para nuestro Ubar, el Ubar de los tuchuks. La corte personal de Kutaituchik está compuesta por muchos carros más de un centenar. Pertenecer a cualquiera de esos carros significa ser del Primer Carro.
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